Histiria de un beso: Sebastián Pedrozo

Cuando Lola pasa por las calles del barrio, un intenso aroma a flores impregna el aire. Juan lo ha notado, pero no tiene el valor de confesar lo que siente por ella. Todos giran como abejas alrededor de Lola, entre ellos el Sapo, un grandulón que se dedica a molestar a los más chicos con castigos insólitos. Juan quedará expuesto al perder una apuesta con el Sapo y deberá elegir entre su seguridad o enfrentar los miedos de siempre. Pero tendrá que andar con cuidado porque si se descuida, tarde o temprano, las flores se marchitan.

Juan no tiene el valor de confesar lo que siente por Lola, la chica del barrio que al pasar impregna el aire con su olor a flores. Título anterior: Abejas y flores marchitas
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